MONICIÓN: XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

MONICIÓN: XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

                                                                                     

                               

ENTRADA:  Bienvenidos queridos hermanos. Nos reunimos para celebrar la Santa Misa, en el trigésimo domingo del tiempo ordinario, en el que también este año celebramos Domingo Mundial de las Misiones. La Liturgia de hoy, nos pide que pongamos nuestra esperanza en Jesús, que nos sabrá dar la luz y ánimo para ser sus compañeros permanentes de camino. En pie, cantamos.

 

PRIMERA LECTURA:  El profeta Jeremías ve gente pobre y necesitada a la que Dios toma para comenzar una nueva historia.  Prestemos atención.

 

SALMO:

 

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

SEGUNDA LECTURA: Escucharemos que en la función sacerdotal del Resucitado es como encontraremos la redención de nuestras miserias y debilidades. Prestemos atención.

 

 

 EVANGELIO: En el ciego Bartimeo encontramos el ejemplo del camino que ha de recorrer todo verdadero discípulo. Es en el encuentro vivo y personal con el Salvador como viene a encontrar futuro y sentido su existencia. Puestos en pie, cantamos el Aleluya.

 

OFERTORIO: El pan y el vino que llevamos como ofrenda, serán el alimento que fortalecerá nuestra vida interior. Unamos a estos dones nuestra súplica confiada a fin de que el Señor aumente el entusiasmo en nuestra entrega diaria.  Acompañamos cantando.

 

COMUNIÓN: Acerquémonos a recibir con fe la santa comunión, a fin de que Cristo nos conceda la fuerza para seguirlo de cerca. Que esta luz abra nuestros ojos y nos transforme en auténticos apóstoles al servicio de nuestros hermanos. Acompañamos cantando.

 

DESPEDIDA: Ya que hemos sido iluminados por el mensaje de salvación, convirtámonos ahora en alegres difusores de esta Buena Noticia. Que vayamos a irradiar en nuestro mundo el gozo de sabernos redimirnos. Nos despedimos cantando.

 

 

 

 

 

 

 

ACCIÓN DE GRACIAS


Dulcísimo Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea virtud que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que la aspersión de tu sangre lave todos mis delitos; que tu muerte me dé la vida eterna y tu cruz sea mi gloria sempiterna. Que en esto encuentre el alimento, la alegría, la salud y la dulzura de mi corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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