MONICIÓN: Solemnidad CORPUS CHRISTI - 22 de Junio de 2025

 

MONICIÓN: solemnidad CORPUS CHRISTI

 

ENTRADA: Queridos hermanos, bienvenidos a participar de la Santa Misa. Hoy, celebramos la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo. Es un día especial para contemplar y adorar el misterio de la Eucaristía, presencia viva y real de Jesús entre nosotros. Nos ponemos de pie y cantamos.

 

PRIMERA LECTURA: Muchos siglos atrás, en los primeros tiempos de la historia, Melquisedec ofrece pan y vino al patriarca Abrahán como signo de la bendición de Dios Prestemos atención.

SALMO:                 

Tú eres sacerdote eterno,

según el rito de Melquisedec.

SEGUNDA LECTURA: En esta lectura, san Pablo nos recuerda el momento en que Jesús instituyó la Eucaristía durante la Última Cena. Escuchemos con atención.

 

EVANGELIO: El milagro de los panes y de los peces no sucede de forma espectacular, sino casi de forma reservada: el pan aumenta pasando de mano en mano. Y mientras come, la multitud se da cuenta de que Jesús se encarga de todo. En pie cantamos el aleluya.

 

OFERTORIO: Señor, te presentamos este pan y vino, especies sencillas que tú escogiste, para que se transformen en tu Vida, alimento que nos salva. Junto a ellos, ofrecemos nuestros esfuerzos, para que, en nuestra comunidad, seamos una gran familia, donde todos seamos respetados y acogidos.  Cantamos.

 

COMUNIÓN: El Cordero inmolado por nosotros de una vez y para siempre está realmente presente en la Eucaristía, Dispongámonos a recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor con alegría, fe y devoción. Acompañamos cantando.

 

PROSECIÓN: La Eucaristía nos ha unido, nos ha fortalecido, pero además nos debe comprometer. ¡Ha llegado el momento de acompañar en procesión al mismo Cristo, nuestro amor y esperanza!  

 

DESPEDIDA:  En el Cuerpo y en la Sangre de Cristo encontramos su presencia, su vida donada por cada uno de nosotros. No nos da solo la ayuda para ir adelante, sino que se da a sí mismo: se hace nuestro compañero de viaje, entra en nuestras historias, visita nuestras soledades, dando de nuevo sentido y entusiasmo. Nos despedimos cantando.