MONICIÓN V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2024

 

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

 

ENTRADA: BIENVENIDOS queridos hermanos. Hoy Jesús, quiere tomarte de la mano y curarte. Sí Dios, hecho hombre, Él todo poderoso; Él conocedor de los sufrimientos humanos; Él que tanto ha amado al mundo, quiere curar nuestro corazón y mostrarnos la verdadera felicidad.  Recibamos al celebrante cantando, en pie.

 

PRIMERA LECTURA: La lectura del libro de Job lamenta la lucha del día a día y el aparente vacío de la vida. Pongamos atención.

 

SEGUNDA LECTURA: Para San Pablo evangelizar es un deber porque el Evangelio no le ha sido dado para que lo guarde, sino para los demás.  Escuchemos.

 

EVANGELIO: Cristo puede curar todo tipo de enfermedades y expulsar a toda clase de demonios juntos. Puestos en pie, cantamos el Aleluya.

 

OFERTORIO: Presentemos al Señor, llenos de confianza, las ofrendas de pan y vino, ellas serán el cuerpo y sangre de nuestro redentor por la acción del Espíritu Santo. Cantamos.

 

COMUNIÓN: Jesús nunca se ha cansado de servir a los hombres. Hoy aún sigue siendo el hombre más servidor de todos y nos alimenta con su propio Cuerpo y Sangre. Acudamos a recibirle con un corazón manso y humilde. Cantamos.

 

DESPEDIDA:  Hermanos, Jesús es el remedio más seguro de nuestras tristezas y abatimientos, porque en su Getsemaní ya pagó el precio de todas nuestras angustias. Nos despedimos cantando.


lecturas: (https://servicioskoinonia.org/leccionario/Libro_02.html)


PRIMERA LECTURA

Mis días se consumen sin esperanza

Lectura del libro de Job 7, 1-4. 6-7

Habló Job diciendo:

—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio,
sus días son los de un jornalero.

Como el esclavo, suspira por la sombra,
como el jornalero, aguarda el salario.

 

Mi herencia son meses baldíos,
me asignan noches de fatiga;

al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?
Se alarga la noche
y me harto de dar vueltas hasta el alba.

 

Mis días corren más que la lanzadera,
y se consumen sin esperanza.

Recuerda que mi vida es un soplo,
y que mis ojos no verán más la dicha».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 146, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: cf. 3a)

R. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

O bien:

R. Aleluya

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R.

Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R.

 

SEGUNDA LECTURA

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23

Hermanos:

El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.

Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles, me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.

Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

Palabra de Dios.

 

Aleluya Mt 8, 17

Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades.

Versículos alternativos para el Aleluya

 

EVANGELIO

Curó a muchos enfermos de diversos males

 Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron.

—«Todo el mundo te busca».

Él les respondió:

—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

 

 

 

 

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